Querid@s lector@s, nos ha llegado un nuevo relato erótico. Esta vez, habla del ginecólogo. Esperemos que lo disfruten. Recuerden que si quieren enviarnos su relato erótico no duden en hacerlo.
Sin más dilación, pues, les pasamos a reproducir el relato tal cual nos ha llegado.
-Es hoy! Casi me olvido de la consulta al ginecólogo. Hace tiempo que no hago el examen. Estoy un poco nerviosa, siempre lo hago con una médica, esta vez no conseguí una cita con ella y me atenderá un médico. Tenía sexo con mi novio todos los días, pero ahora sólo tres veces por semana. El sexo ya no es lo mismo que al principio de la relación. Me gustan las novedades, juegos, adrenalina… Mi novio es muy aburrido, no siento mucho placer, lo nuestro es cosa rápida, sin sexo oral, es como si fuera una obligación. Me gustaría hacer cosas nuevas y que el tuviese la iniciativa, pero eso no ha pasado nunca, le gusta la postura tradicional. Ya no tengo ganas de hacerlo con él, no se, ya no me atrae. La recepcionista me llama, entro en el consultorio. Paredes blancas con cuadros eróticos, me siento y espero que llegue el médico. Llega él, con la ropa blanca, alto, ojos marrones y barba por hacer, parece tener unos 30 años, muy guapo. -Así que tú eres Paola? -Sí, contesto. Empiezo a decirle que hace tiempo que no hago el examen. Me dice que me quite la ropa, me tumbe en la silla ginecóloga y que abra las piernas. Me observa y me pone los pelos de punta cuando me toca. ¡Qué manos!. Tengo miedo de que note mi reacción. Mira mi tatuaje y dice que es bonito, se pone los guantes y hace el examen. Dice que estoy bien, respiro hondo y ni respondo, las palabras no salen. Él se levanta, sólo escucho el ruido de las llaves, la puerta está cerrada. Vuelve, se quita los guantes, y de una sola vez me penetra dos dedos. Quemo de placer sin saber si eso era parte del examen o simplemente un regalo. Siento sus dedos jugando dentro de mí y él me dice que estoy caliente y muy mojada. Dice que ese es un examen diferente que yo nunca olvidaré. Muerde todo mi cuerpo, tengo ganas de gritar. Él me mira a los ojos y dice: -Te voy a poner un termómetro para saber la temperatura. Escucho la cremallera que se abre, él se acerca a mi y me penetra sin piedad. Hacía mucho tiempo que no me sentía así. No resisto mucho tiempo y tengo un orgasmo. Él se ríe y me dice que ya me dará la medicina, pero hay tiene que ser en la boca. Me levanto y empiezo a comerlo todo, miro su cara de placer, hasta que él no se aguanta; hora de la medicina. Bebo todo aquel medicamento que acaba de ser fabricado solo para mí. Debería haber hecho mas exámenes como ese antes. Él me dice que me ponga la ropa y que vuelva la semana que viene para saber el resultado del examen y tomar la segunda dosis de la medicina. Le agradezco y salgo con una sonrisa satisfecha, contando los días para la próxima consulta.